De los atentados a la autonomía sindical ni quien se acuerde en la cúpula magisterial. Lo importante es cumplir los pactos. Incluido el que les impide a las partes informar a detalle de los logros hasta que no sean firmados por el gobernador y el secretario general del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, quien podría visitar Guanajuato esta semana.
Sobra calcular el modo en que el sindicato logró convencer a la SEG de que su propuesta era cien por ciento atendible. O a cambio de qué, o por qué, la secretaría terminó por reconocer su de “engrandecer” a los maestros en su compromiso de mejorar su desempeño en las aulas. Porque el cogollo de la cuestión está en que Alberto Diosdado aceptó todas y cada una de las peticiones que se le hicieron el 15 de mayo.Para empezar, con los resultados en la mano de la negociación nacional, el secretario les anunció que el gobierno apoyará a los profesores de la Sección 45 con los recursos necesarios para que su salario sea aumentado en igual medida que los de la 13, según el plan de rezonificación para el magisterio.
Lo demás es costumbre: convenios para mejora de los servicios de salud, la profesionalización (ampliación de doctorados, maestrías y titulación expedita), bonos de fin de año y prestaciones laborales.
Dedicado a hacer invisibles sus escasos márgenes de maniobra, el líder de la 45, Luis Manuel Hernández León, halló los cauces para la negociación en la voluntad de la SEG. Ocurría que las pláticas se suspendían por asuntos de agenda del secretario, al tiempo que se veía con entusiasmo el auge de la disidencia en el gremio.
La actitud de Alberto Diosdado para con el SNTE, rayana en el desprecio, se mostró a plenitud el sábado en el festejo por los 55 años de la sección. La ceremonia debió iniciar antes de lo programado, otra vez, por compromisos inaplazables del funcionario. Y el tema educativo a un lado: sin decirlo se concede lo ineludible, según obliga el pacto nacional, y se presenta como un triunfo lo imposible de rechazar.
Las relaciones SEG-SNTE se han pervertido. Mientras las autoridades hacen a voluntad, el magisterio se adentra en situaciones dominadas por la parálisis y la demagogia. Por eso el tema de la libertad sindical ha desaparecido, aunque sea lo que más preocupa a los profesores.
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