La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pidió al gobierno de Felipe Calderón privatizar la educación media y superior con el argumento de que el modelo actual de financiamiento no es eficiente en términos de la distribución de su gasto, porque 84.4 por ciento de los fondos se canalizan al pago de los salarios de maestros. Inclusive, sugirió no aumentar el gasto educativo hasta que se eleve la eficiencia en el manejo de los recursos; de lo contrario, según el organismo, se corre el riesgo “de que esa inversión sea un puro y simple desperdicio”.
La OCDE dio a conocer ayer el Panorama educativo 2007, en el que México se distingue, como en años anteriores, por estar a la zaga: de entre los 30 países miembros, tiene el último lugar en el porcentaje de población de 25 a 64 años con educación media superior; el último sitio de las naciones que reportaron este índice en terminación de dicho nivel; el penúltimo lugar entre los jóvenes de 15 a 19 años que están matriculados en bachillerato; la posición 31 de 36 países participantes en el estudio, en el porcentaje de población de 25 a 34 años con educación superior, el sitio 31 en gasto por estudiante desde primaria hasta nivel superior y el último lugar en el porcentaje de graduados del doctorado, con sólo 0.1 por ciento.
No obstante, el incumplimiento del Estado en garantizar el derecho a recibir educación, y puesto que la pobreza es uno de las causas de este rezago, la directora de la OCDE en México para América Latina, Blanca Heredia, colocó en el centro de la discusión la privatización de la enseñanza, y fue más allá al desdeñar los costos que tuvo esta propuesta en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM):
“Más allá del territorio de la UNAM, ¿a quién le beneficia ese estado de cosas (la educación gratuita)? ¿de verdad le beneficia a la mayoría de la población?, ¿de verdad con esa estructura la mayoría de los mexicanos van a tener más posibilidades de acceder a la educación superior?”
Y luego llamó a mirar a aquellas instituciones “públicas ejemplares” que han hecho “experimentos” en aras de la privatización. Inclusive afirmó que la inversión en educación genera “beneficios estrictamente privados” y como tal tienen que ser asumidos por la persona.
Pero al cuestionarle sobre el papel que juega el sindicato magisterial encabezado por Elba Esther Gordillo, la funcionaria dijo que esta reforma tiene que incluir a esa organización, ya que es uno de los actores fundamentales, aunque también es necesaria la participación de otros actores. Todos tienen que ser evaluados, incluidos los maestros, sin “extremos y sin flagelaciones”.
Antes, puso el ejemplo de una “coladera” para sostener que “no parece muy buena idea aumentar el gasto” en educación sin que antes se eleve la eficiencia de los recursos: si hay una situación en la que se necesita más agua y se sirve “agua carísima en una coladera, te vas a quedar con poca agua…(entonces) parecería mejor idea cerrar los hoyos a la coladera antes de poner más agua en ella”.
Así, apuntó que México deja muy poco para invertir en otros rubros porque 96.9 por ciento del gasto educativo se destina a gasto corriente y, dentro de este concepto, 84.4 por ciento se canaliza al pago de maestros. Así, el país sólo dedica 3.1 por ciento al gasto de capital, porcentaje menor al promedio de la OCDE, que es de 9 por ciento.
El reporte que contiene los datos de 2004 y 2005 establece que en 2004, expresa el gasto anual por estudiante desde primaria hasta educación superior fue de apenas 2 mil 128 dólares, equivalente apenas a 28 por ciento de lo que gastó el conjunto de los países miembros, que ascendió a 7 mil 572 dólares. Como en años anteriores, la organización destacó que México ocupa el primer lugar entre los países miembros en relación con el gasto público que invierte en educación, aunque también reconoció que éste es “muy limitado como proporción del producto interno bruto”.
Sin embargo, donde la OCDE evidencia los mayores “estancamientos” es en la educación media y superior. En el rango de 15 a 19 años, apenas 48.2 por ciento está matriculado en el bachillerato, cuando el promedio de la OCDE es de 81.5 por ciento. Así, México ocupa el penúltimo lugar en este índice. Y del grupo de 20 a 29 años, sólo 10.8 por ciento cursa la media superior, menos de la mitad del 24.9 por ciento que registra el promedio de la OCDE.
Sólo 21 por ciento del rango entre los 25 a 64 años terminaron el bachillerato, lo que sitúa al país en el último lugar en este rubro. En educación superior, las cosas no son mejores. Apenas 18 por ciento de la población entre 25 y 34 años ha concluido ese nivel profesional, mientras que el promedio de la OCDE es de 32 por ciento.
En cuestión de salarios de los maestros también está entre las últimas posiciones. El pago de los docentes de primaria y secundaria es el más bajo de los países de la OCDE, expresado en dólares, pero de los más altos si se compara con el PIB per cápita nacional. Así, mientras un maestro mexicano tiene un salario inicial de 12 mil 753 dólares anuales y después de 15 años de experiencia asciende a 16 mil 784 dólares, un docente estadunidense obtiene un pago inicial de 33 mil 21 dólares anuales y, después de 15 años, logra obtener 40 mil 734 dólares al año.
Por último, Heredia dijo que según las tendencias globales, los mismos resultados educativos podrían obtenerse “reduciendo 30 por ciento de los recursos invertidos”, y los resultados del aprendizaje podrían aumentar 22 por ciento a los niveles actuales del gasto.
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