Escuchemos esta bella melodia; un hombre de sueños, del musico y artista Yanni.
El historiador Enrique Krauze escribió de Álvaro Obregón "…tenía fama de ser alegre, campechano, romántico y sobre todo simpático. A una inteligencia creadora y despierta y una gran habilidad mecánica, se asocia en Obregón un atributo genial: la memoria. Era capaz, por ejemplo, de recordar el orden completo de una baraja dispuesta al azar con sólo ver las cartas una vez. En Navolato se había convertido en el más temible jugador de póquer, adivinador profesional de las mentes ajenas, a quien el dueño del ingenio le pagaba por no jugar". Siendo presidente de la República fundó en 1921 la Secretaría de Educación Pública y nombró como titular a José Vasconcelos, mismo que ya antes se había desempeñado como rector de la Universidad Nacional. José Vasconcelos nació en Oaxaca en 1881. Perteneció a una familia de clase media. Como su padre era agente aduanal se estableció en una ciudad de la frontera norte. Posteriormente se trasladó a distintos lugares de la República. Realizó sus primeros estudios en Eagle Pass; ahí se origina su búsqueda de la identidad nacional e iberoamericana. Su afición por la lectura le proporcionó sus primeros éxitos académicos. En Campeche adquirió las primeras nociones de francés. Ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de la capital del país; por esa época la muerte de su madre le produce una crisis profunda que sólo pudo superar entregándose al trabajo intelectual. En la preparatoria se siente deslumbrado por la ciencia y su aspecto doctrinario. Al terminarla decide seguir la carrera de jurisprudencia. Como la mayoría de los jóvenes de principios de siglo se siente fascinados por el positivismo spenceriano e iluminado por Justo Sierra. Afirmó que no hay educación sin un concepto general del mundo, dado que el educador tiene en su filosofía la base de su pedagogía. Completa su pensamiento diciendo: "…que la educación debe consistir en un conjunto de trabajo, técnica y ciencia; pero al mismo tiempo se debe cuidar la educación ética, coronado por la educación estética".
"¡…pero es el maestro quien tiene en sus manos la bandera inmortal!"
Hoy lo recordamos por el próximo día del maestro. Hace 85 años, siendo Secretario de Educación Pública pronunció un discurso en el que usó como epígrafe las siguientes palabras del liberal Melchor Ocampo: "¿Hasta cuándo llegará el día en que se aprecie más al hombre que enseña que al hombre que mata?". Me voy a permitir transcribir algunos párrafos de su discurso: "Me toca la fortuna de dirigirme una vez más a los maestros de toda la República, en este día que la ley ha querido dedicarles como un homenaje de reconocimiento y también, se me figura, como una anticipación de la época aún lejana en que la labor del maestro será, yo no digo premiada, pero siquiera debidamente recompensada" "…les debo una enorme gratitud por su colaboración y por su ejemplo y también por haberme infundido la confianza de que la patria podrá salvarse, merced a las virtudes que ustedes practican. Yo vine a este puesto de jefe de la educación nacional por uno de esos azares de nuestra política. Como todo el que ha corrido mundo, traía en el corazón cenizas y en la cabeza algunos planes. Quiero al que trabaja y no puedo ver al que estorba. Lo digo sin reservas y seguro que no diré lo mismo mañana de otra clase social; si no fuese por el alma ejemplar de los maestros, ya hace mucho tiempo que no tendría fe en la patria. El buen maestro ha de ser un tanto loco, porque si fuera cuerdo, tal vez se pegaría un tiro. El buen maestro tiene que poner confianza en la generación venidera si la actual la ve perdida. El buen maestro, aunque carezca de fe, ha de inspirarse en una especie de sentido de limpieza, que condena la mentira y repudia la maldad".
"En este día del maestro, que es una de las fiestas más puras del calendario escolar dediquemos un recuerdo de afecto a todos los que en cualquier época y cualquiera que sea su sangre de origen hayan dejado una huella benéfica, una obra, un servicio, en este suelo". "El magisterio debe mirarse como una vocación; debe llevarse adelante con la ayuda del gobierno, si es posible, sin su ayuda si no la presta, pero fiándolo todo en cada caso a la fe en una misión propia y en al causa del mejoramiento humano." "¡…pero es el maestro quien tiene en sus manos la bandera inmortal!". Así habló el filósofo y educador José Vasconcelos en 1924 a los maestros de México, y sus palabras tienen vigencia.
Felicidades a mis compañeras maestras y maestros de Guanajuato pues son dignos herederos de Ignacio M. Altamirano, Rafael Ramírez, José Vasconcelos, Moisés Sáenz e Ignacio Ramírez López.
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